Mientras reflexionamos sobre la impresionante trayectoria de Carlos Pérez y las inolvidables noches que nos ha regalado, no podemos evitar sentir un profundo deseo de que las legendarias sesiones de Reyes encuentren su camino de vuelta a nuestros calendarios. Estos eventos no solo representan la creatividad musical y la conexión comunitaria, sino que también sirven como un recordatorio de los momentos compartidos que definen la esencia de la cultura de la música electrónica y la cultura club vivida en el ZUL.

¿Recuerdas esas odiseas musicales en ZUL los días de reyes, donde cada beat contaba una historia, y cada transición nos llevaba a un nuevo capítulo de emociones? Las legendarias sesiones de Reyes de Carlos Pérez se convirtieron en más que una tradición; fueron una promesa de un viaje, bajo la guía de un verdadero maestro de la música electrónica.
La última sesión de esta fiesta, que tuvo lugar 2019, se alzó como un faro en la historia de ZUL y en la carrera de Carlos, marcando un hito sin precedentes. Ocho horas de pura magia musical que no solo demostraron su resistencia y habilidad sino que también destilaron su amor y dedicación por la música y por nosotros, su público. Aquella sesión maratónica fue un despliegue de técnica y pasión, un testimonio de lo que significa ser un artista en la verdadera acepción de la palabra.
Esas horas compartidas no solo consolidaron a Carlos como el corazón de ZUL sino que también reafirmaron a la discoteca como un santuario para los devotos de la electrónica. Las sesiones de Carlos son una narrativa viva, un viaje emocional que nos invita a explorar nuevos horizontes de sensaciones y descubrimientos.
Quienes fuimos parte de esa experiencia, sabemos que no se trataba solo de música. Era una celebración de la comunidad, una unión mística entre el DJ y su audiencia, una experiencia colectiva que trascendía lo convencional.
-Aquellos días especiales demostraron que la música electrónica, en manos de un maestro como Carlos, es un lenguaje universal capaz de unirnos en una sola voz, un solo latido.-
Hoy, mientras reflexionamos sobre las sesiones inolvidables que Carlos Pérez nos ha regalado, anhelamos el regreso de esas sesiones míticas de Reyes. No solo por la música, sino por lo que representan: un espacio de conexión profunda, una celebración de la vida a través del arte de los sonidos. Que las leyendas vividas en ZUL nos recuerden siempre el poder unificador de la música electrónica y la magia de esas noches eternas que deseamos revivir.

Tras sumergirnos en la atmósfera electrificante de las sesiones de Carlos Pérez, que marcaron épocas y dejaron una huella imborrable en el alma de quienes tuvimos el privilegio de vivirlas, es momento de trazar el mapa de su impresionante recorrido profesional.
En las tierras de La Rioja, bajo el sol de 1985, nació Carlos Pérez, en Alfaro, un lugar que pronto se convertiría en el inicio de un viaje legendario a través de la música electrónica. Su cuna estaba rodeada de vinilos, pues su padre, un DJ renombrado de los ochenta, había dejado una huella imborrable en el panorama musical del norte de España, animando las noches en legendarias discotecas como Macumba, K37 y Crepúsculo. Esta herencia musical se incrustó profundamente en Carlos, marcando el ritmo de su destino.
A la temprana edad de 16 años, Carlos dio sus primeros pasos en el mundo de la música. Su talento natural y su técnica impecable lo llevaron a ser finalista en un concurso de DJs, un evento que no solo marcó su debut sino que también abrió las puertas de varias discotecas de la zona, reconociendo su potencial y dedicación. A medida que avanzaba, su estilo único y la intensidad de sus actuaciones capturaron la atención de muchos, consolidando su presencia en la escena nocturna de lugares como T Light, Orosco, Bisness, y muchos más, culminando en actuaciones memorables en el Purgatorio junto a David Medina entre 2007 y 2008.
El año 2012 se convirtió en un hito para Carlos, logrando una de sus metas más ambicionadas: tocar en la sala principal de la catedral del techno, Florida 135. Este logro no solo validó su talento sino que también reafirmó su posición en la escena electrónica. El reconocimiento continuó en 2011, cuando fue nominado como el mejor DJ nacional por la revista DJ One, un honor que coincidió con su debut en Ibiza en la discoteca Sankeys, marcando el inicio de una nueva fase como DJ y productor.

Convertido en el residente indiscutible de ZUL, Carlos Pérez se ha erigido como una figura emblemática de la música electrónica en el norte de España. Su habilidad para fusionar estilos dentro del techno con una soltura y criterio inigualables le ha dotado de una personalidad única en el escenario. Desde la cabina de ZUL, ha mostrado una evolución constante, solidificando su reputación con cada sesión. Su influencia musical se ha expandido por toda España, actuando en clubs de renombre como Fabrik en Madrid y City Hall en Barcelona, y extendiendo su talento a Sudamérica y Centroamérica, donde ha capturado un público fiel y creciente.
La exploración de Carlos en la producción musical ha sido igualmente impactante. Sus trabajos han captado la atención de titanes de la industria como Richie Hawtin y Amelie Lens, entre otros. Las colaboraciones con artistas de la talla de Gaston Zani y Alberto Ruiz, y lanzamientos en sellos prestigiosos, han cimentado su estatus como un artista destacado en el panorama techno.
Sin embargo, la influencia de Carlos no se limita a los días en el ZUL; su carrera ha tomado nuevos horizontes, demostrando su versatilidad y su incansable deseo de explorar nuevos territorios musicales. Actualmente, como parte integral de la agencia de DJs asturiana "Peacock Agency", Carlos sigue recorriendo cabinas de todo el país, llevando su inconfundible estilo a un público más amplio y diverso. Su talento y habilidad lo llevaron, junto a Kstyle, a ser los encargados del cierre absoluto del renombrado festival Aquasella, una de las citas más importantes en el calendario de música electrónica de España. Esta actuación no solo fue un hito en su carrera, sino que también reafirmó su estatus como uno de los DJs más influyentes y respetados en la escena.
Estar al mando de la última sesión del festival es un honor reservado para aquellos cuya música no solo llena pistas, sino que también inspira y emociona, creando momentos que se graban en la memoria de los asistentes. Carlos y Kstyle se aseguraron de que el cierre fuera memorable, una experiencia que encapsuló la esencia de Aquasella y dejó a los asistentes anhelando más.
La historia de Carlos Pérez es, sin duda, una crónica de éxito, pero más allá de los logros y reconocimientos, es la historia de un artista que ha sabido mantenerse fiel a su esencia mientras abraza la evolución.

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