Amanece en Cantabria el uno de enero de 2024, una fecha emblemática para los entusiastas de la electrónica. Mientras la mayoría celebra durante la Nochevieja, los verdaderos aficionados al techno marcan este día como el inicio de los mejores eventos para dar la bienvenida al nuevo año, y este prometía ser memorable.
En esta pequeña comunidad, donde la escena electrónica es limitada, destaca la mítica discoteca ZUL, un oasis del sonido en el norte de España. Este Año Nuevo era especialmente significativo, ya que se celebraba el primer open air de invierno en la historia de ZUL. Este evento al aire libre, una novedad en el vasto terreno exterior de la discoteca, contrastaba con su habitual calendario ya que la temporada de open airs comienza en mayo con “Locos x el musicon” y termina en septiembre. Con un line-up estelar que incluía a P.E.A.R.L, Gaston Zani y Hector Oaks, la expectativa era alta.

La fiesta comenzó a las 07:00 y se extendió hasta las 02:00, ofreciendo 19 horas de música ininterrumpida para los más valientes, con dos espacios totalmente diferentes, el gran protagonista de la jornada el escenario open air, una carpa cerrada situada en el exterior de la discoteca, y la legendaria sala main room del ZUL, techo bajo luces fuera y dentro baile. Nuestro ritual comenzó a las 10:00, con la música resonando a todo volumen mientras nos dirigimos hacia lo que sería el mejor día del año hasta el momento.
Al llegar, la atmósfera era exactamente como la esperábamos: cargada de felicidad, alegría y un entusiasmo contagioso. Alrededor de la entrada, se reunía un mosaico de personas, algunas aún vestidas con la elegancia de la noche anterior, decididas a prolongar la celebración. Y allí, como un telón de fondo majestuoso, se extendía el mar, añadiendo un toque de magia al lugar conocido entre los habituales como “El acantilado de la música”.
Nuestro coche se detuvo en la taquilla, y un sentimiento de pura alegría nos inundó. En esos momentos, sólo importaba una cosa: sumergirnos en el disfrute y el baile, dejando atrás cualquier preocupación. El día se presentaba lleno de posibilidades y aún no habíamos decidido cómo aprovechar cada momento. En la carpa exterior, los principales DJs, los cabezas de cartel, estaban listos para electrizar el ambiente en el open air, mientras que los talentosos artistas locales y los residentes del club prometían vibrantes actuaciones en la sala principal. Nos enfrentamos a una deliciosa disyuntiva musical, con opciones que iban desde el melódico techno hasta el enérgico hard techno. La diversidad de estilos nos ofrecía un abanico de experiencias sonoras para elegir.
Tuvimos la fortuna de llegar justo cuando Carlos Perez y K-Style iniciaban su set en el open air. La energía de estos dos prominentes residentes de ZUL, figuras clave en su evolución, marcaba un inicio perfecto para nuestra experiencia. A lo largo de dos horas, nos sumergimos en una sesión vibrante, donde el techno y el hard groove dominaban, creando un ambiente electrizante. Su tarea no era sencilla: debían calentar el ambiente para el muy esperado P.E.A.R.L. Este DJ, con raíces en Santander y creciendo en renombre, regresaba al club por segunda vez en la temporada, con la misión de superar su propia marca. Desde el comienzo, su música nos transportó a la esencia del techno underground berlinés, mezclando beats intensos con texturas mentales y experimentales, preparándonos para lo que vendría después.
Cuando el reloj marcó las 17:30, nos encontrábamos en el corazón del evento, y era el turno de Hector Oaks. Con su maestría en los vinilos, transformó la pista en un torbellino de energía incesante. Su actuación tenía una misión crucial: marcar el paso de la tarde a la noche, sumergiéndonos en una atmósfera más oscura y profunda. Su habilidad para enlazar cada pista creó un viaje musical que trascendía el tiempo y el espacio. Pero el momento cumbre fue, sin duda, cuando sonó 'Yimanya' de Filterheadz. Este clásico, con un significado especial en la historia de ZUL, resonó como un himno, consagrando a Hector Oaks como el verdadero soberano de la noche.

Después del emocionante set de Hector Oaks, llegó el turno de Gaston Zani, cuya sesión “Rawkore City” transformó la atmósfera por completo. Sus ritmos duros e industriales, combinados con un uso magistral de los bombos, revolucionaron la carpa, llevando la energía a un nivel aún más alto. La multitud, cautivada, se dejó llevar por la intensidad de su música.
GASTON ZANI DA UN PASO MÁS EN SU CARRERA CON EL ANUNCIO DE SU NUEVA MARCA ‘RAWKORE CITY’
A medida que avanzaba la noche, nos movíamos entre las distintas áreas, absorbiendo la diversidad de sonidos que ofrecían los DJs residentes. Un punto destacado fue Diego González, una figura esencial en ZUL y anteriormente en la famosa discoteca Nyx. Su doble sesión, que empezó en el open air y luego se trasladó a la sala principal, fue una demostración de su habilidad y versatilidad, manteniendo al público en un constante estado de euforia.
El broche final lo puso K-Style, cuyo set culminó con “Los Perros - Arde Bogotá”, un tema realizado en colaboración con Andres Campo y que ha resonado como el hit del año. En ese momento, la pista de baile se convirtió en un mar de energía y pasión, reflejando la esencia misma de lo que hace tan especial a ZUL.

Este evento en ZUL fue mucho más que una simple celebración de Año Nuevo; fue una experiencia inmersiva que tocó cada sentido, una fusión de música, emoción y comunidad. Nos dejó recuerdos imborrables y la promesa de un año lleno de nuevas aventuras y desafíos en este acantilado de la música, un lugar donde cada nota resuena con la vibración de la vida.

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